En nuestra recia inocencia No hay tinte más

En nuestra recia inocencia
No hay tinte más excitante

Que la sangre,

Pues en su escondite tirante
Farda de alegre insuficiencia,
De su deseable excelencia
Cuando viste cosas mundanas
Y grave ofrece la Manzana
A cambio de las cuerdas bridas
Para que el iris coincida
Con la alternativa insana:

Barajando todo posible detonante
Que marchitase tal pétalo de vida.